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PERU. POR JUSTICIA Y DIGNIDAD

Carta de las organizaciones sociales peruanas al Papa

Publicado: 2018-01-18


Ciudad del Vaticano

Roma, Italia.-

Beatísimo Padre:

En febrero del año pasado, Su Santidad predicó en la Plaza de San Pedro que Jesús enseño a sus fieles la distinción entre la justicia y la venganza, y dijo “Nos es consentido pedir justicia”. Aún más, agregó que “es nuestro deber practicar la justicia”, más no la venganza, ya que ésta “es expresión del odio y de la violencia”[1].

Es probable que conozca Usted, Papa Francisco, que en este país una Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), creada el año 2001, estudió los gobiernos del ex Presidente Fujimori (1990-1995 y 1995-2000) y lo acontecido durante la década de los noventa desde un plano ético-legal, señalando que durante los dos períodos del gobierno del ex presidente Fujimori, y particularmente después del golpe de Estado que éste perpetró el 5 de abril de 1992, se encontró “una relación funcional entre poder político y conducta criminal. Desde el gobierno, intencional y progresivamente, se organizó una estructura estatal que controló los poderes del Estado, así como otras dependencias claves, y utilizó procedimientos formales/legales para asegurar impunidad para actos violatorios de los derechos humanos, primero, y de corrupción después. En sentido estricto, el nuevo gobierno no ideó una nueva estrategia contrasubversiva. Más bien, aceptó proseguir con la estrategia «integral» de las Fuerzas Armadas (FFAA) -aplicada unilateralmente desde 1989- aunque ampliando los márgenes de autonomía y discrecionalidad de las mismas y reduciendo, a la vez, las posibilidades de control democrático de sus actos “.[2]

Como en su patria, Argentina, durante la segunda mitad de los años 70, el régimen del Sr. Fujimori “incluyó procedimientos de eliminación selectiva así como otro tipo de violaciones a los derechos humanos menos premeditadas pero por ello no menos terribles”[3]. De hecho, en sus conclusiones, nuestra CVR constató “que las violaciones más graves de los derechos humanos por parte de agentes militares fueron: ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de personas, torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes. La CVR condena particularmente la práctica extendida de violencia sexual contra la mujer. Todos estos actos constituyen una deshonra para quienes fueron sus perpetradores directos y para quienes, en su condición de superiores jerárquicos, los instigaron, permitieron o encubrieron con mecanismos de impunidad”[4].

El 7 de abril del 2009 se impuso una pena de 25 años de prisión al ex presidente Fujimori en su condición de autor de crímenes contra la humanidad y secuestro, consistentes en el asesinato de 9 estudiantes y un profesor de la Universidad de La Cantuta así como de 15 personas, incluyendo a un niño de ocho años, en el distrito de Barrios Altos. Además se le condenó por dos secuestros perpetrados en abril de 1992. El mismo año 2009, Fujimori se declaró culpable del delito de peculado al haberse apropiado de 15 millones de dólares de las arcas nacionales para entregarlos a su ex asesor Vladimiro Montesinos, por lo que fue condenado a 7 años y 6 meses de cárcel por este delito. Y el 2015 recibió dos nuevas condenas de 6 y 8 años por delitos de corrupción.

Beatísimo Padre, la víspera de la pasada Navidad y como producto de un arreglo político entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y un grupo de congresistas encabezados por el hijo de Fujimori – Kenji – que votaron en abstención contra la vacancia por incapacidad moral del mismo Kuczynski (que había sido debatida solo tres días antes), el presidente Kuczynski ha indultado ilegalmente al condenado Alberto Fujimori quien recupera su libertad sin haber cumplido ni la mitad de la totalidad de los 25 años de su sentencia más larga, ni haber pagado un céntimo de la reparación civil que le fue impuesta judicialmente, ni haber pedido perdón a las víctimas de sus crímenes atroces.

En diciembre del año pasado, Usted nos llamó desde Roma a “combatir la corrupción y a promover los derechos humanos”[5]. En septiembre de este año, en Cartagena de Indias en Colombia, Usted nos recordó también que “Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes”[6]. Y hace solo un mes, en Myanmar (la antigua Birmania) Usted hizo un llamamiento al “compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos“, agregando que “el arduo proceso de construcción de la paz y de la reconciliación nacional solo puede avanzar mediante el compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos“. Dijo Usted, además, que “”El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto a la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad y su identidad, en el respeto al Estado de derecho y a un orden democrático que les permita a cada individuo y a cada grupo, sin excluir a nadie, aportar su contribución legítima al bienestar común“.

Como en Myanmar, Papa Francisco, el proceso de construcción de la paz y una genuina reconciliación nacional en nuestro país, el Perú, solo puede fundarse en el compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos. Y, como no puede ser de otro modo, en el respeto de la dignidad y derechos de las víctimas y la sociedad en su conjunto.

Si sus llamados son genuinos, como seguro lo son, su visita al Perú no puede servir para bendecir este indulto o congraciarse con este grave atropello contra los derechos humanos. No resultaría congruente con el elevado mensaje que ellas trasmiten, tampoco, que un eventual silencio frente a estos hechos se tomara como una convalidación implícita de la actuación de quienes – hoy investigados por graves actos de corrupción – las altas autoridades que se alistan a recibirlo y, seguro, hasta a recibir el cuerpo de Cristo en los actos litúrgicos que se celebran con ocasión de su venida al Perú, crean que cuentan con su aval.

Su Santidad, Papa Francisco, las y los peruanos de a pie – y especialmente los más pobres y vulnerables en nuestra sociedad – así como quienes han sufrido la violación de sus derechos humanos durante el gobierno del ex Presidente Fujimori, le pedimos alce su voz para evitar que esto suceda. Sepa Usted que rezaremos fervientemente porque así sea.

Lo saludan respetuosa y cordialmente,

Firman varias organizaciones que conforman el Comando Nacional Unitario de Lucha (CNUL).


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