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UNIDOS, CON LA BANDERA DE MARIATEGUI

DISCURSO DE LA SECRETARIA GENERAL DEL PCP EN LA CEREMONIA DEL 89° ANIVERSARIO

Publicado: 2017-10-15


MARXISTAS DESDE UN INICIO

Hace 89 años, el domingo 16 de setiembre de 1928, en la mitad del camino que conduce a la playa de Herradura, se reunióun selecto grupo de compañeros escogidos, por José Carlos Mariátegui, con detenida escrupulosidad, eran, según narra Martínez de la Torre, los compañeros de más solvencia moral, de más responsabilidad, capaces de imprimir, desde el primer momento, una buena dirección al Partido que se trataba de fundar. En dicha reunión se tomaron los siguientes acuerdos:

1. Construir la Célula inicial del Partido, afiliado a la III Internacional y cuyo nombre sería Partido Socialista Peruano, bajo la dirección de elementos conscientemente marxistas.

2. Ayudar a la célula de oposición sindical, que Julio Portocarrero había organizado, para realizar las tareas y directivas fijadas en el V Congreso de la Internacional Sindical Roja.

3. El Comité ejecutivo del Partido Socialista estará formado por la célula secreta de los siete.

4. Convocar a una nueva reunión en la cual se incorporarán a otros elementos.

La nueva reunión, que señala el documento, se celebró el 7 de octubre de 1928, fecha en la que quedó formalizada la fundación del Partido.

La fundación del Partido Socialista que devino en lo que es hoy el Partido Comunista Peruano obedece a la maduración de factores objetivos como son: el desarrollo político y organizativo de la clase obrera, el avance cultural en nuestra patria y en América Latina y, algo muy importante, la repercusión universal de la Revolución de Octubre, cuyo centenario celebramos este año.

Pero, como sabemos los marxistas, los fenómenos sociales no se dan sólo por la existencia de los factores objetivos, es necesario que exista una fuerza que los encauce y los transforme en ideología, en programa y en organización política y ese fue el papel que jugó José Carlos Mariátegui, al dotar a los trabajadores de una organización política que sea su vanguardia.

Hoy, cumplimos 89 años de lucha, de permanencia vigente en el escenario nacional. Muchos de ellos en la clandestinidad, perseguidos por gobiernos tiranos y anticomunistas, militantes detenidos, exiliados y muchos otros encarcelados. Sin embargo, fue en esos años difíciles en los que las banderas y los símbolos de nuestro Partido se mantuvieron en alto, la militancia se templó, como el acero, en el fragor de la lucha.

ACIERTOS Y ERRORES

A lo largo de nuestra historia hemos tenido aciertos y errores, podemos decir sin embargo y en un día como este, que estuvimos a la altura de nuestra responsabilidad cuando sumamos nuestras fuerzas a los dos únicos procesos progresistas ocurridos en el Siglo XX en nuestra Patria, apoyamos al Frente Democrático en el 45 y al proceso anti imperialista de Juan Velasco Alvarado en 1968. En esa oportunidad, nuestro Partido fue duramente criticado, incluso por partidos que se preciaban ser de izquierda y de sustentar opciones revolucionarias, nos combatieron y sostuvieron posiciones contrarias. Hoy, aunque tarde, reconocen que se equivocaron. Son aciertos políticos que constituyen hitos en la historia de nuestro pueblo y de los que podemos sentirnos orgullosos.

Una experiencia valiosa en la historia de nuestro Partido es nuestra participación en el forjamiento de Izquierda Unida que, habiendo nacido como un frente electoral en setiembre de 1980, pasó a convertirse, dos meses después en un Frente político de masas. Se quebró a fines del 80, por hacer oídos a quienes infantilmente quisieron transformarlo en una herramienta armada de lucha. Se quebróy hasta la fecha no se ha podido reconstruir.

Nosotros, que tuvimos una cuota importante en la constitución de IU, tuvimos también una cuota de culpa en su caída, pero cometimos además, el error de aferrarnos al pasado, como si esa crisis fuera fácilmente superable. Los hechos nos demostraron que se trataba de un daño irreversible.

La crisis de la izquierda, en los años 90 del siglo, pasado, nunca fue abordada con valentía y ese error lo cometimos junto con todas las fuerzas que integraron IU.. Nunca se hizo un adecuado deslinde de responsabilidades, el pueblo nunca entendió las razones de esa ruptura y simplemente nos dio la espalda. Hoy tenemos que decir, con voz muy clara, que no estuvimos a la altura de las exigencias de nuestro pueblo cuando se dio al traste con la unidad.

UNIDAD Y MÁS UNIDAD

Hoy se hace más urgente que nunca forjar la unidad de los sectores progresistas y de izquierda de la población, pero necesitamos tener bien claro qué unidad necesitamos construir y para qué debemos de forjar la unidad. Hoy que nos encontramos en el año del Centenario de la Revolución de Octubre, se hace necesario “volver a Lenin”, recoger la esencia de su mensaje.

Para Lenin, la unidad (herramienta esencial de la victoria) no es un “fin en sí mismo”, sino “un camino para alcanzar fines superiores”. Lo importante no es hablar de unidad, sino hacerla y construirla en los hechos, para que podamos avanzar a estadios mayores del proceso revolucionario. Necesitamos unidad, no para seguir construyendo ilusiones electorales, porque las elecciones son sólo un episodio de coyuntura, requerimos la unidad para luchar por los intereses de los trabajadores y de toda la población y convertirnos en alternativa de poder.

En los años 80 forjar la unidad electoral de los partidos integrantes de IU fue posible, porque todas eran fuerzas políticas actuantes, todos eran partidos políticos de articulación nacional y popular, todos tenían reconocimiento y personería legal y todos poseían dirigentes reconocidos y calificados por el pueblo. Si queremos una verdadera unidad política, tenemos el enorme reto de trabajar para que todos volvamos a cumplir con esos requisitos.

La unidad será más sólida si los integrantes tenemos bien claro cuál es el enemigo fundamental de nuestro pueblo y cuál es el peligro principal que nos amenaza.

Para los comunistas el enemigo fundamental de nuestro pueblo y de todos los pueblos del mundo es el imperialismo. Por eso la principal contradicción de nuestro tiempo es el que se levanta entre los intereses del imperio y los intereses de los pueblos en todos sus niveles. El peligro principal en nuestro país es que, el instrumento imperialista, es decir, el neocolonialismo, al pretender asegurar la perpetuación de su dominio en el país, abra paso a la recuperación de la mafia fujimorista en el poder y se apoye en ella otra vez..

El fujimorismo impuso en nuestra patria el modelo neo liberal y buscó asegurarlo a través de los mecanismos más agresivos, digitados por la Agencia Central de Inteligencia de los EEUU. Cuando ese régimen cayó devorado por la corrupción se dio maña para afirmar su alianza con sectores de la burguesía más conservadora, afirmándose con Toledo y García. Ollanta ofreció un cambio, pero nunca tuvo ni la fuerza, ni la voluntad para impulsarlo. Los partidos de izquierda no supimos aprovechar ese momento para unir a las fuerzas democráticas, organizar a los trabajadores y al pueblo, sembrar conciencia política y de clase y alentar y promover las luchas sociales en el país. Preferimos esperar “las próximas elecciones”.

Así llegamos a las elecciones del 2016, debimos escoger entre teníamos lo que yno, entre lo que queríamos. En la circunstancia concreta, el pueblo tuvo que optar por cerrarle el paso a la mafia fujimorista, bloqueando su acceso al poder y esa fue, en los hechos, una decisión justa, sumar en el sólo haz a todas las fuerzas que querían impedir el acceso del peligro principal.

Kuczynski (lo sabíamos desde hace muchos años) representa los intereses de Washington y busca confirmarlo con su política interna y externa. En el plano nacional, protegiendo al gran capital y a las corporaciones, pero también golpeando al pueblo, reprimiendo salvajemente a los maestros, pactando en secreto con el APRA y el fujimorismo y promoviendo acuerdos lesivos al país en provecho de las multinacionales. En el plano exterior liderando la batalla contra Venezuela Bolivariana y el movimiento emancipador latinoamericano. Para alentar ese rumbo, recientemente expulsó a los Embajadores de Venezuela y de la República Democrática Popular de Corea y rechazó a la Embajadora Itinerante del Estado Saharahui. En el plano interno, lo vemos en tratos indignos con el fujimorismo y el APRA, esforzándose por liberar al reo Fujimori de la cárcel dorada en que se encuentra. Recordemos con firmeza, Alberto Fujimori está condenado por delitos de lesa humanidad, delitos por los cuales no cabe indulto alguno. También está procesado por el asesinato de campesinos en Pativilca, por lo que tampoco cabe el indulto.

Una línea justa respecto a PPK nos llevará inexorablemente a combatirlo, a enfrentar a la mafia fujimorista y sus aliados, sin dejar de percibir que el fujimorismo, se configura ahora más que nunca, como la amenaza principal que se cierne sobre el Perú.

En el enfrentamiento contra PPK y su administración tenemos la obligación de recurrir a las huelgas, las movilizaciones de masas, el combate de clase en todas sus modalidades. Y es para eso que debemos promover y alentar la unidad política concreta. Como Partido tenemos el deber de jugar el rol galvanizador en esa lucha. UNIDAD para defender las libertades democráticas y los derechos humanos. UNIDAD para defender a CUBA, a VENEZUELA y al proceso emancipador latinoamericano, UNIDAD para rechazar la intervención norteamericana en la República Democrática de COREA, pero sobre todo, UNIDAD para defender a nuestra niñez desvalida, a las mujeres maltratadas por el sistema y la violencia de género, a los trabajadores informales, a la juventud sobre explotada, a los desocupados, a las comunidades campesinas y nativas.

¿QUÉ NECESITAMOS PARA CONSTRUIR ESA UNIDAD?

Lo primero, tener un Partidosólido, orgánica, política e ideológicamente fuerte, Sólo un Partido fuerte políticamente, será garantía de unidad para conquistar victorias, quien sea débil políticamente no alcanzará réditos electorales en ningún escenario. Por ello, nuestra primera tarea y la más importante es fortalecer nuestro Partido y fortalecerlo significa no renunciar jamás a nuestro ideal socialista, ni a nuestras concepciones básicas confirmadas por la historia y la vida, significa no limitarnos a repetir formulaciones que podrían valer para cualquier realidad y distintas épocas. Fortalecerlo significa tomar en nuestras manos los actuales problemas del país y alentar la lucha de nuestro pueblo por encontrar caminos que nos permitan avanzar por la ruta del desarrollo y el progreso

Fortalecerlo significa además, recuperar la capacidad de acción del Partido, su imagen, su organización y su prestigio en el seno de las masas. Y debemos hacerlo ya, con urgencia, antes que esa misión se torne imposible por el desarrollo vertiginoso de los acontecimientos.

Fortalecer el Partido de Mariátegui significa camaradas, dotarlo de la fuerza orgánica necesaria. Hace 89 años Mariátegui nos decía: “somos pocos y no podemos darnos el lujo de estar divididos”, hoy podría volvernos a decir: “somos pocos” y seguir la senda de Mariátegui no es sólo parafrasearlo, sino ponerlo en práctica, en nuestra vida diaria y sobre todo en nuestras acciones partidarias.

Seguiremos siendo muy pocos, sin aquellos camaradas que por una u otra circunstancia se alejaron de nuestras filas, no porque abandonaron los principios, no porque se pasaran al lado del enemigo fundamental, NO, sino porque no fueron escuchados oportunamente o porque cometieron el error de no encausar en forma orgánica y correcta sus discrepancias o porque fueron objetos de sanción para variar correlación de fuerzas. En su vida y en su acción, muchos de ellos han demostrado su actitud comunista, demostraron que jamás arriaron banderas. A todos ellos los invito a que, respetando los canales orgánicos y nuestros Estatutos, se reincorporen a nuestras filas, para juntos luchar contra el enemigo común.

Probablemente mis palabras no les guste a algunos camaradas, pero con toda energía les digo, no requerimos un Partido inerte donde esté ausente el debate. Requerimos de un Partido fuerte donde lasdiscrepancias y los debates nos permitan crecer. Debates propositivos, sin pérdida de los principios marxistas leninistas, con propuestas de solución, debates que conduzcan aconvertirnos en el Partido que se necesita para construir la más amplia unidad. En un Partido orgánicamente fuerte e ideológicamente sólido no se tiene miedo a los debates, ningún militante debe ser sancionado por discrepar, orgánicamente, con los dirigentes. Si queremos la unidad, debemos desterrar la intolerancia y el odio insulso. Reintegrar a todos los que estén dispuestos a trabajar por el socialismo, sin discriminaciones, será una manera práctica de emprender el camino nuevo que tendremos por delante.

ALGUNOS EJES PROGRAMÁTICOS

UNIDOS, firmes en nuestros principios y en la acción, estaremos en condiciones de enarbolar puntos fundamentales de nuestro Programa cuyas bases esenciales sean las siguientes:

Reivindicar la historia social del Perú, la historia de nuestro pueblo, como una manera de afirmar nuestra concepción socialista basada en un verdadero patriotismo y en una íntima relación con el proceso peruano.

Reivindicar el papel de los trabajadores como la principal fuerza productiva del país, proteger sus derechos fundamentales y sus conquistas, recuperar aquellas que fueron conculcadas por los regímenes anteriores y desconocidas por la vigencia del modelo neoliberal.

Defensa de los derechos de la población en su conjunto, sobre todo de los segmentos más deprimidos y olvidados de la sociedad, los campesinos, los pobladores de las zonas rurales y marginales, los habitantes de los Asentamientos Humanos y Pueblos Jóvenes, las mujeres, la juventud, los estudiantes, así como las capas medias de la población. Todos ellos deben merecer nuestro compromiso militante y nuestra más constante preocupación.

Combatir firmemente la exclusión en todas sus modalidades y formas: la económica, social, racial, religiosa o de género, la marginación y la desigualdad como fuente de la discriminación y la violencia.

Firme defensa de nuestros recursos naturales, teniendo plena conciencia que el Perú es un país muy rico. Estamos entre los cinco más grandes productores de oro, somos el segundo país del mundo en lo que se refiere a producción de plata, tenemos la segunda producción de América Latina en lo que es cobre, somos el primer productor mundial de vanadio. Pero además, tenemos petróleo, gas y otros minerales, una muy rica agricultora, un mar de extraordinaria riqueza ictiológica y un enorme potencial energético. Nuestra amazonia es un pulmón privilegiado de América, pero tiene también un inmenso potencial acuífero y una bio diversidad que ningún otro país del continente posee. Con lo que el Perú produce en alimentos y en riquezas materiales, podríamos alimentar a toda la población peruana sin que uno solo de nuestros compatriotas sufra hambre.

Una exigencia básica en la sociedad peruana de nuestro tiempo, es la lucha por la igualdad, que debe ser entendida razonablemente como la igualdad de oportunidades para todos, y que incluye de manera indispensable el combate a todos los privilegios que divide a los peruanos y lo diferencia unos de otros en función no de sus propias capacidades, sino de consideraciones de otro orden, como sus ingresos económicos, el color de su piel, sus creencias religiosas o sus opiniones políticas. La discriminación resulta siempre odiosa y es incompatible con toda forma de democracia social bien entendida.

Nuestro partido debe luchar para que en el Perú de hoy todos los ciudadanos, sin distinción alguna, tengan Seguridad Social, estabilidad en el empleo y normas de convivencia humana que regulen su actividad y permitan mejorar su nivel de vida. Esto sólo se logrará resolviendo los problemas económicos de la población, atendiendo a los requerimientos dramáticos de la educación, la salud, la vivienda y el empleo, que afectan severamente a las grandes mayorías nacionales o que sufren el menosprecio de la clase dominante. Esto implica luchar contra la desigualdad en los salarios, los presupuestos parásitos, las partidas secretas, el abuso de los grandes propietarios sobre las mayorías nacionales.

Es claro que los peruanos somos distintos, pertenecemos a etnias diversas y a culturas diferentes. Por eso José Carlos Mariátegui decía no sin razón que somos una nacionalidad en formación. Y esa nacionalidad debe ser integradora y estar compuesta por todos los núcleos humanos que habitan nuestro suelo, por los que viven en la costa y los que habitan las alturas, en los páramos, o en la selva. Habitamos todos, un territorio común, y debemos integrar una nación forjada a partir de la diversidad para construir una verdadera unidad y legarla a las generaciones que vendrán.

No queremos un estado mendigo. Tenemos ingentes recursos naturales. Podemos explorar y explotar nuestra riqueza, pero también podemos industrializarla para alentar y promover el desarrollo. No tenemos por qué explotar de una sola vez todos nuestros recursos naturales como si se tratara de una competencia personal por hacernos ricos. Tampoco tenemos que perpetuar nuestra condición de vendedores de nuestras materias primas. Necesitamos, sobre todo, vivir, Y para vivir requerimos de un cierto nivel de riqueza que nos permita forjar el bienestar para todos y no el beneficio de unos pocos, superando la odiosidad, el individualismo, el egoísmo de la sociedad actual; y promoviendo antes bien la ayuda activa y la solidaridad permanente, como principios consustanciales a nuestro pueblo..

Es indispensable terminar con la corrupción y con todas las formas de expresión que la alientan. Acabar con la coima como institución nacional establecida para vergüenza de los peruanos, las “comisiones” como forma de engordar las planillas, el poder de la mafia, la droga, el pandillaje, la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo, instituciones no creadas por el pueblo, sino heredadas de un pasado vencido, incompatible con la dignidad y el decoro de los peruanos. La fiscalización y el control ciudadano no pueden ser instrumentos de venganza, ni usarse con criterios políticos para afectar adversarios. Deben ser normas iguales para todos y aplicarse de manera razonable y democrática, con el propósito de crear conciencia entre todos los ciudadanos y alimentar realmente los recursos del Estado a fin de colocarlo en disposición de atender los requerimientos y urgencias de todos los peruanos.

No estamos, en las actuales condiciones en la posibilidad de buscar un punto de llegada en el plazo inmediato. Tenemos que encontrar un punto de partida que nos ayude a forjar una nueva historia, acabar con los remanentes coloniales y semi-coloniales que se expresan aún en la exclusión social, la tenencia de la tierra, la explotación de las minas, el analfabetismo, en el atraso, la incultura y la ignorancia que afecta severamente a la mayoría de los peruanos. Hay que ser conscientes que las luchas populares, por aguerridas y heroicas que sean, no podrán triunfar sino articulan lucha social y lucha política, movilizaciones populares y salidas institucionales, cuestionamiento al neo liberalismo y propuestas orientadas al progreso y al desarrollo y a la construcción de una verdadera y viable plataforma post neoliberal, y a la lucha por los intereses inmediatos y concretos de la población así como a los proyectos de integración nacional, apremiantes para nuestro proceso de evolución como país.

Camaradas.

No debemos hacernos ilusiones de corte electoral, ni prepararnos políticamente con la idea de participar en los comicios del 2018, como si esa fuera nuestra tarea de honor. Nuestro objetivo, como en los años de Mariátegui, debe ser sembrar sentimiento y conciencia de clase, educar políticamente a los trabajadores y al pueblo, organizar sindicatos y estructuras de lucha, proveer y alentar el accionar de los explotados en todos los confines de la patria, seguros de abrir camino a las transformaciones sociales que el Perú requiere.

Hay quienes alientan expectativas en torno a un cambio electoral en los próximos comicios nacionales. Si ese hecho ocurriera, sería ciertamente un avance en relación a la situación actual y una manera de expresar la voluntad de un pueblo que quiere enrumbarse por un derrotero más justo, como ocurre hoy en Bolivia, Venezuela, Ecuador y otros países. Pero aventurero e irresponsable sería de nuestra parte alentar una victoria de ese tipo sin preparar al mismo tiempo a la Vanguardia de Clase llamada a orientarla y al Poder Popular capaz de consolidar un camino nacional liberador. Por eso debemos subrayar que nuestra participación en la lucha actual no tiene un contenido electoral, sino un sentido político estratégico de mayor valor, consustancial a los intereses esenciales de nuestro movimiento.

En las condiciones actuales resulta más urgente que nunca reivindicar el papel de la política en el país y su vínculo con las masas y con el desarrollo de la historia peruana. El Partido Comunista Peruano no nació como consecuencia de un acuerdo adoptado entre cuatro paredes. Fue el resultado final de una larga lucha, de un proceso natural de la conciencia política de los trabajadores, y la consecuencia del fermento social que envuelve a la sociedad peruana desde los primeros años del siglo pasado, y que aún no se ha resuelto. Nuestro Partido, fue la consecuencia de un parto natural de la conciencia política de las masas y debe buscar perfilarse como representante legítimo de sus inquietudes básicas.

En la medida que seamos capaces de aplicar estos conceptos básicos, consustanciales a un verdadero programa de lucha, seremos también capaces de reconstruir nuestro movimiento y fortalecer nuestro Partido, a partir de las ideas de José Carlos Mariátegui y el ejemplo valeroso de todos los luchadores que entregaron sus vidas o se inmolaron en nuestra patria por la causa de la liberación, el bienestar social, la igualdad, la justicia, y la lucha por el socialismo.

¡ VIVA EL PARTIDO COMUNISTA PERUANO ¡

¡ VIVAN NUESTROS HEROES Y MÁRTIRES ¡

¡ VIVA EL PERÚ ¡

Lima, 07 de octubre de 2017


Escrito por

nuestrabandera

Prensa nacional de izquierda


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