ENDURECERSE SIN PERDER LA TERNURA
El secreto del Che
Por MARCELA PÉREZ SILVA / MARTES, 10 DE OCTUBRE DE 2017
Nos queda tu mirada invicta
tus ojos siempreabiertos
intacta tu ternura
Nos queda la estrella de tu frente
el corazón a la izquierda
tu fe de Cristo laico
Tus bellos pies desnudos
sobre un lavandero en Vallegrande
Tu bici con motor, tu rauda Poderosa
tu cabalgar sobre “el costillar de rocinante”
el Granma y tu ataque de asma
la balsita Mambo-Tango
que te hicieron los pobres
del leprosorio de San Pablo
Tu cámara, tu pluma, tu fusil
la tenaza de Fernando Sacamuelas
tu tablero de ajedrez,
la mochila de doctor
que abandonaste en el cañaveral
cuando te hiciste soldado
Nos queda tu voz serena y firme
denunciando injusticias
predicando la epopeya
que habrán de escribir
“los campesinos sin tierra, los obreros explotados
los intelectuales honestos y brillantes…”
Tu letra de médico, tus diarios
los poemas del cuaderno verde
los billetes que firmabas “Che”
para burlarte del dinero
Tu Vallejo a media voz
ofreciéndote a tu esposa:
“Esto es lo único íntimamente mío
que puedo dejarte ahora…”
Nos quedan Hugo Pesce, Hilda y su Hildita:
“El pétalo más profundo del amor”
Juan Pablo Chang, Restituto Cabrera, Lucio Galván
Nos queda Tania la guerrillera
Aleida y su Aliusha
Sobre todo nos queda Fidel
el “ardiente profeta de la aurora”
En fin nos queda tu leyenda
tu ejemplo vital, tu heroismo
tu coherencia de Hombre Nuevo
que nos compromete a ser
“capaces de sentir en lo más hondo
cualquier injusticia cometida contra cualquiera
en cualquier parte del mundo…”
Y así sea