75 AÑOS DEL INICIO DE LA HISTÓRICA BATALLA DE STALINGRADO
¿UNA GUERRA DESCONOCIDA? – LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL – EL FRENTE ORIENTAL – URSS
El más grande río de Europa, lo llaman “La Madre Volga”. En los combates por Stalingrado los defensores de la ciudad juraron que: “Después del Volga para nosotros no hay tierra” En la batalla del Volga, la más cruel de la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Armadas Soviéticas derrotaron a 5 ejércitos alemanes y a sus aliados fascistas: italianos, rumanos, húngaros que constituían la cuarta parte de todas las fuerzas del ejército alemán que luchaba en el frente oriental soviético-alemán. Fueron enterradas las esperanzas de Hítler de vencer a la URSS.
A comienzos del invierno de 1942 (diciembre), el 6º ejército alemán del general von Paulus, el mejor pertrechado y abastecido, se encontraba sólidamente posesionado en los alrededores y en parte de la ciudad de Stalingrado. En manos de los soviéticos quedó una estrecha franja de la ciudad, en la orilla oeste del río Volga. Con sorprendente valentía los soldados del Ejército Rojo sostenían sus posiciones de combate ante el asedio del invasor alemán, que no disminuía la intensidad de sus ataques. Un teniente alemán escribió, Stalingrado dejó ser una ciudad, el cielo está ennegrecido, difícil ver el sol, hay un inmenso hongo de humo que alcanza 3 kilómetros de altura, está convertida en un horno.
El Gran Cuartel General de las Fuerzas Armadas Soviéticas, bajo el mando de Stalin aprobó el 13 de noviembre de 1942 el plan de contraofensiva y ataque en Stalingrado, preparado por el general Zhukov y el general Vashilievki, lo llamaron URANO.
Zhukov preparó el plan con el mayor secreto, los alemanes no sospecharon. 10 ejércitos soviéticos, más de 1’000,000 de soldados, 1,500 tanques, 15,000 piezas de artillería, fue el abastecimiento que el frente de Stalingrado recibió de la retaguardia del país, el oriente de Rusia: los Urales, Siberia, Kazajstán. El general Jold, jefe del Estado Mayor hitleriano, confesó “El mayor fiasco fue en noviembre de 1942, no advertimos la concentración de grandes fuerzas de los rusos en el flanco norte del 6º ejército alemán (en el Don)”.
La idea del contraataque soviético era muy simple: se ejecutaría una maniobra de pinza, coordinando el avance de los ejércitos soviéticos del norte y del sur, como dos tenazas, para acorralar, estrechar y cercar al 6º ejército fascista-alemán de Paulus.
El 19 de noviembre de 1942, las potentes descargas de la artillería soviética rompieron el silencio en la estepa del Don. El ejército soviético del Frente Suroccidental del general N. Vatutin, situadas al noroeste de Stalingrado, protegidas por el ejército aéreo, atacaron en una franja de 80 kilómetros, por el flanco norte a los fascistas, se destruyó la resistencia y se hizo prisioneros al resto del enemigo. Combatiendo se abrieron paso en la zona de Sovietski donde debían enlazar con las tropas rusas del Frente de Stalingrado, para cercar al enemigo.
Las fuerzas soviéticas del Frente del Don del General Rokassovski, situadas al noroeste de Stalingrado y oeste del río Volga, en reñidos combates avanzaron hacia el sureste, apoyados por el ejército aéreo del general S. Rudenko.
El 20 de noviembre de 1942, las tropas del Frente de Stalingrado del general A. Eriómenko, situadas al sureste de la ciudad, previas las descargas de la artillería soviética, se lanzaron a la ofensiva. El ejército del general Chuikov inmovilizó a las fuerzas enemigas en la zona de la ciudad. Las operaciones fueron respaldadas por el ejército aéreo. Los soviéticos rompieron la defensa de los alemanes dirigiéndose hacia el noroeste, hacia Sovietski, el 23 de noviembre se unieron con las tropas soviéticas que venían del norte, rodeando a los alemanes. Se rompió el frente alemán en una franja de 482 kilómetros. Parte del 51 ejército ruso avanzó hacia el suroeste, alejando el frente exterior de Stalingrado.
Entre los ríos Don y Volga, quedó cerrado el anillo del cerco, incluyendo la ciudad de Stalingrado , que se constituía en el frente interior. Quedaron cercados el 6º ejército, el 4º ejército acorazado alemanes y 300,000 hombres quedaron encerrados en un “saco”.
Hítler ordenó a Paulus esperar la ayuda del exterior, creó un puente aéreo, perdiendo 1,000 aviones. Para romper el cerco soviético, el Mando hitleriano-alemán reunió a 30 divisiones restantes del 6º ejército, incluyendo a diez divisiones trasladadas de Europa Occidental, comandadas por el mariscal Manstein, que atacó desde el suroeste. Entre el 19 y el 29 de diciembre de 1942, las tropas soviéticas detuvieron el avance de Mainstein a 50 kilómetros de Stalingrado, destruyendo más de 400 tanques alemanes, que se replegaron en desorden, quedando un cuarto de millón de hombres en el cerco, el resto de los alemanes se retiró hacia Rostov. El frente exterior se alejó 200 – 250 kilómetros al oeste de Stalingrado. Los intentos del Mando alemán por ayudar a las tropas cercadas de Paulus, fracasaron por completo.
El 8 de enero de 1943, los rusos ofrecieron a los alemanes la rendición honrosa. Por órdenes de Hítler, Paulus declinó la propuesta, sus soldados recibían sólo un pedazo de pan al día y 20-30 cartuchos por persona al día. La situación del 6º ejército alemán era desesperada.
El 10 de enero de 1943, se inició la operación de exterminio del enemigo en Stalingrado, el Ejército Rojo Soviético atacó desde el oeste para apoyar al ejército de V. Chuikov que combatía a orillas del Volga. En terribles combates, los soldados, avanzando y apretando el cerco sobre la ciudad pudieran unirse a sus camaradas. Finalmente ellos llegaron a la fábrica de tractores de la ciudad, “Octubre Rojo”, donde se realizaron intensos combates cuerpo a cuerpo, tanto alrededor de la fábrica como en su interior, se luchaba casa por casa, alcantarilla por alcantarilla, sótano por sótano. La resistencia alemana fue demolida, Los batallones se entregaban uno tras otro. Las pérdidas humanas fueron muy altas para los soviéticos. Los alemanes perdían el 50-70 % de sus efectivos. El número de soldados alemanes cercados fue de 200,000, cayeron prisioneros sólo 91,000. Entre ellos 24 generales. El 31 de enero de 1943, cuando no quedaba ninguna salida, Paulus y sus 91,000 soldados se rindieron ante el Ejército Rojo Soviético. El día 2 de febrero de 1943, después de 200 días de enfrentamientos bélicos y rendirse los últimos soldados alemanes parapetados en la fábrica de tractores “Octubre Rojo”, se realizó la rendición oficial
En las mismas áreas de la ciudad donde se había establecido el puesto de comando alemán de Paulus, se encontraba el campo de prisioneros rusos. Cuando el Ejército Rojo Soviético liberó a los prisioneros, uno de los sobrevivientes relató que hubo 2,000 soviéticos prisioneros de los que habían quedado 20. La mayoría murió de hambre, por las enfermedades, por las heladas.
Durante la reunión de capitulación el general alemán Arthur Schmidt, Jefe del Estado Mayor de Paulus, fue quien discutió los términos, Paulus le preguntaba que debía decir. Schmidt no apreciaba, ni la vida de sus hombres. En 1970, vivía feliz en Alemania. Al entrevistarlo, igual que antes, no sentía ningún remordimiento ni arrepentimiento por sus acciones en Stalingrado.
Entre los prisioneros nazi-fascistas se encontraban alemanes, italianos, rumanos, húngaros del enorme ejército alemán. Decenas de miles de ellos se movilizaban, en interminables filas, a través de las nevadas estepas de la región, hacia su cautiverio.
En Rusia llegó el tiempo de las celebraciones por la victoria de Stalingrado. La pérdida de 800,000 soldados alemanes, también, fue recordada en Berlín. El repique funerario de las campanas de las iglesias, en toda Alemania por los días de duelo declarados por los fascistas con motivo de la hecatombe del ejército de Paulus, desembriagó a millones de alemanes, haciéndoles mirar cara a cara la realidad, que resultó catastrófica para el fascismo alemán. Las esperanzas de Hítler de avasallar a la Unión Soviética, terminaron en el fracaso.
Los ejércitos fascistas de Hítler pasaron a la defensiva, la iniciativa pertenecía al Ejército Rojo de la Unión Soviética, que comenzó su arrollador avance hacia Berlín, donde los rezagos del gobierno fascista de Hítler, firmaron la rendición incondicional, el 8 de mayo de 1945.
En noviembre de 1943, en la Conferencia de Teherán, el primer ministro W. Churchill entregó a la delegación soviética una espada de honor, regalo de Jorge VI, rey de Inglaterra, a los ciudadanos de Stalingrado por la victoria. En mayo de 1944 el presidente de los Estados Unidos envió un diploma, decía: “La victoria de Stalingrado es un viraje radical en la guerra de las naciones aliadas contra las fuerzas agresora.
La Batalla de Stalingrado frustró los planes geopolíticos de Hítler, impidió el ingreso de Japón y Turquía a favor de los fascistas- alemanes y aceleró la ruptura de Italia con Hítler. Obligó a los aliados, EEUU e Inglaterra, a acelerar la apertura del 2º Frente en Europa, ellos consideraban que lo harían si enfrentaban sólo a 27 divisiones alemanas en el Frente Occidental, Stalingrado permitió tal condición. El Vaticano, que confiaba en que los soviéticos colapsarían por la “cruzada” que Hítler había emprendido contra el bolchevismo ateo, manifestó su preocupación por la situación crítica del ejército fascista en el frente soviético-alemán.
En la fábrica de tractores murieron miles de soldados de ambos lados. Terminada la Batalla de Stalingrado, la fábrica “Octubre Rojo” inició la producción de tractores para las regiones liberadas. Generaciones después, los tractores, continúan saliendo de las fábricas.
25 años después se erigió, en Stalingrado, un monumento a la gloria de los que dieron su vida por su ciudad, su pueblo y su Patria.
Rememoración. 24 años antes. Paralelo entre hechos y acciones bélicas en Tsaritsin-1918 y Stalingrado 1942
Apenas había comenzado Rusia a cicatrizar las heridas que la Primera Guerra Mundial le había asestado cuando se abatió sobre ella otra guerra devastadora y sangrienta por casi tres años: la guerra civil. La responsabilidad de ella recae sobre los gobiernos de los EEUU, el Japón, Inglaterra, Francia y Alemania y sus aliados, que organizaron la intervención armada y levantaron la contrarrevolución interior.
El ejército blanco cosaco de Krasnov sitió Tsaritsin (ahora Volgogrado y antes Stalingrado), en el otoño de 1918 y obligó al Ejército Rojo a retroceder, hacia un pequeño territorio en forma de herradura, en la margen occidental del Volga. Los defensores de Tsaritsin combatían heroicamente y estaban dispuestos a morir antes que entregar su ciudad. Al lado del Ejército rojo combatían 10,000 obreros de la ciudad.
Enviado por Lenin, el presidente local del comité militar Josef V. Dzugashvili, con el seudónimo de Stalin o Acero instó a sus camaradas a combatir hasta la muerte. Desobedeciendo las órdenes de Moscú, llamó a una división del Ejército Rojo del Cáucaso, que recorriendo 480 kilómetros a marchas forzadas, atacó la retaguardia de las fuerzas cosacas y salvó la situación. En Tsaritsin, Stalin rechazó una ofensiva de 250,000 soldados blancos causándoles 130,000 bajas, sus propias fuerzas sufrieron 80,000 bajas. El ejército de Krasnov fue totalmente derrotado a principios de 1919. Un año más tarde, en el frente Kursk-Cáucaso Stalin contribuyó, otra vez, a salvar la región para la revolución. En 1925, en su homenaje, a la ciudad de Tsaritsin, la denominaron Stalingrado.
Referencias: Dr. José M. Cadenillas V., cel.: 999096993, e-mail: jomacava@gmail.com blog: jomacava.blogspot.com