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LA EXULTANTE HISTERIA

Publicado: 2017-04-24

Por FRANCISCO DEL CARPIO / Jornal de Arequipa

¿Solo son "héroes" los que retomaron la residencia del embajador japonés en el Perú?

Justiniano Apaza Ordóñez fue consecuente con su posición política y consigo mismo manifestando que, a pesar de "la excelente labor que han podido cumplir los comandos de Chavín de Huántar, es tarea que su propio oficio lo determina", además, se ratifica en que no está de acuerdo de "que se les considere como héroes de la Nación, porque es una labor de su oficio".

Pero, la ministra de justicia Marisol Pérez Tello argumenta que deben ser declarados héroes porque "la operación llevada a cabo el 22 de abril de 1997 fue impecable” y todos tenemos que entender -dice- que las personas que entraron a esa operación sabían que podían morir, como el coronel Juan Valer, que tenía una carta en el bolsillo de su camisa despidiéndose de sus hijos.

¿Solo porque la operación fue "impecable" se les debe declarar "héroes"? Los soldados y voluntarios que marcharon a la frontera en la Guerra del Cenepa para defender la Patria invadida por tropas extranjeras, también sabían que podían morir, pero a nadie se le ocurrió declararlos héroes y todos o casi todos los soldados y voluntarios de seguro mandaron cartas a sus madres, a sus novias o a sus hijos quienes los tenían.

Los que retomaron la residencia japonesa solo cumplieron con su función y el oficio para lo que fueron preparados y entrenados y, además, por una labor como esa u otra, el Estado les paga un estipendio mensual. ¿Cuál es la diferencia entre los que retomaron la residencia del embajador y los que marchan al VRAEM a combatir al terrorismo? ¿Los que marchan al VRAEM se van de juerga?

La Operación Chavín de Huantar fue preparada con extrema minuciosidad, con información proporcionada desde el interior de la residencia por Roberto Huamán Azcurra y sacada por Juan Luis Cipriani, quien regresaba luego con instrucciones precisas en una misión poco decorosa para un jerarca de la iglesia católica. Además, los operadores del Comando contaban con equipos especiales, la construcción de túneles y, sobre todo, la preparación de la fuerza de intervención compuesta por 142 (ahora son 147) comandos los mismos que entrenaron 4 meses en un escenario similar a la residencia para lo cual se construyó una réplica donde el personal entrenó. Como si esto fuera poco el Comando contaba con el apoyo logístico del personal de asalto, francotiradores, seguridad, enfermeros, médicos, fotógrafos y operadores de telefonía; todo para enfrentar a 14 (catorce) subversivos cuya edad promedio no llegaba a 20 años.

Sin embargo, los valerosos comandos no tuvieron un comportamiento, digamos, profesional, acorde con las leyes de la guerra, porque, seguramente para ellos los 11 chiquillos reclutados en la selva y sus jefes, solo eran un grupo de malvados terroristas que únicamente querían la destrucción del Perú y su próspera democracia.

Acosados por su conciencia, posteriormente, los sub oficiales Raúl Robles Reynoso y Marcial Teodorico Torres Arteaga, en las declaraciones rendidas ante la Fiscalía, manifestaron que ellos detuvieron con vida al delincuente subversivo de nombre “Tito” quien pretendía huir confundido entre los rehenes, el hecho fue comunicado al Coronel Jesús Zamudio, quien ordenó fuera entregado a un comando, apareciendo Tito posteriormente muerto.

Debe sumarse a esto el hecho que el 18 de diciembre del año 2000, Hidetaka Ogura, uno de los rehenes, quien fuera primer secretario de la Embajada del Japón en el Perú, declaró al diario "El Comercio", que él había visto que tres personas del grupo subversivo habían sido capturadas con vida, entre ellos a quien llamaban “Tito” mas una mujer y un hombre.

A todo esto se le ha cubierto de coartadas "perfectas" quedando finalmente en el olvido. Ogura al poco tiempo desapareció de la escena y tanto Robles Reynoso como Torres Arteaga se retractaron de lo dicho ante el Fiscal, manifestando, luego, sin dudas ni murmuraciones, haber sido presionados (¿?) por APRODEH a cambio de dinero. Se "oficializo" la muerte de Tito "en combate" y la gloria del Comando terminó por enterrar a Tito.

Hace poco el controvertido periodista Beto Ortiz escribía que el Perú, es el país donde los ladrones gobiernan y los policías van presos, amargado por la sentencia a un año de prisión por “desobediencia en agravio del Estado” que le había sido impuesta al suboficial José Miguel Millones Velásquez, sobreviviente de la “Operación Libertad” contra Sendero Luminoso (en el VRAEM). Una operación, según Ortiz, "tan mal planificada que les costó la vida a los jóvenes policías César Vilca, Lander Tamani, Nancy Flores, entre otros, en la ya olvidada localidad de Kiteni, entonces controlada por los terroristas en el Vraem".

¿A alguien se le ha ocurrido reconocer como héroes a José Miguel Millones y a sus compañeros de armas y de infortunio César Vilca, Lander Tamani, Nancy Flores que murieron en la operación? Nada de eso. Por el contrario hoy José Millones purga un año de prisión por desobediencia en agravio del Estado, o sea, o mejor dicho, debió dejarse matar para mayor gloria de Dios.

Ortiz recuerda que: "En mayo de 2012, herido de un balazo en la cara por los senderistas y abandonado a su suerte sin la adecuada atención médica, el suboficial Millones dejó la cama en que languidecía en el Hospital de Policía para contarle al país cómo el comando de la Policía Nacional había enviado a los efectivos de la Dinoes a una muerte segura, ridículamente equipados con guantes de construcción y sogas de embalaje, engañándolos con el cuento de que los llevaban a un curso de entrenamiento".

Con mayor razón estos valerosos policías debieron o deberían ser reconocidos como héroes. Pero no. Peor. Hace unos años el presidente Ollanta Humala calificó de héroes a los agentes caídos durante la tristemente célebre "Operación Libertad" de la que hablamos arriba; Humala lo mismo ponderó al suboficial PNP Luis Astuquillca por su valor al haber enfrentando solo a los terroristas y sobrevivir tras 17 días en la selva; sin embargo, su ministro del interior, Wilfredo Pedraza, le enmendó la plana señalando que no serían declarados héroes nacionales porque el presidente lo dijo como expresión coloquial y en reconocimiento a sus acciones, pero eso no significa convertirlos en héroes formalmente.

Y hablamos de un comando de 5 policías, de los cuales tres murieron, uno resultó herido (Millones) y otro perdido durante 17 días (Astuquillca), los que yendo a un curso de entrenamiento terminaron enfrentando a los terroristas. Esto para el Estado no es heroico. Entonces, ¿qué de especial tuvo el Comando Chavín se Huantar para convertir a TODOS sus integrantes en "héroes de la democracia"? aparte, claro está, de un escenario de entrenamiento a escala, con apoyo logístico de francotiradores, seguridad, enfermeros, médicos, fotógrafos y hasta un cardenal de la iglesia católica.

Mejor será que los promotores del heroico caso sean francos y honestos una vez en su vida y confiesen sin hipocresías su filiación fujimorista, señalando que el Comando fue ideado y creado por el genio de Fujimori y la "exitosa operación" se debió al ingenio o genialidad sino del japonés de su gobierno "democrático"; y, por eso, lo de "héroes de la democracia", de la demokracia fujimorista, claro está. Sino ¿Porque hasta ahora y 20 años después nadie sabe ni dice quién creo el Comando Chavín de Huantar y quién lo entrenó con todo y maqueta a la medida de la residencia japonesa?

Y por qué, entonces, no son héroes todos los que lucharon contra el terrorismo y a la vez todos los que el terrorismo mató. Si fuera así ¿por qué no es héroe Fermín Azparrent, alcalde de Ayacucho y militante del Partido Comunista, asesinado por Sendero Luminoso?



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