EL FALSO APOYO DE IGLESIAS EVANGELICAS A KEIKO FUJIMORI
Desenmascarando una burda parodia
Por: JUAN FONSECA / El Utero de Marita
Antes de ayer la candidata Keiko Fujimori recibió el apoyo del ala integrista evangélica a cambio de la firma de un compromiso de respaldo a los puntos clave de la agenda de la ultraderecha religiosa. Como es usual, gran parte de la prensa aborda este tipo de eventos religiosos de manera errada, por lo que conviene aclarar algunos puntos.
El principal error es decir que Keiko recibió el respaldo de la comunidad cristiana evangélica. Eso no es exacto. En principio, ningún representante de la institucionalidad evangélica oficial estuvo ahí. Para quienes no conocen el mundo evangélico les explico brevemente cómo es su institucionalidad. El universo evangélico se agrupa en grandes denominaciones (instituciones que tienen templos o congregaciones locales en distintas partes del país) y en las llamadas iglesias independientes (congregaciones no adscritas a ninguna denominación y que pueden ser grupo chicos o megaiglesias de miles de miembros). Estas denominaciones e iglesias independientes se agrupan a su vez en dos grandes asociaciones. La principal es el Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), que agrupa a más del 80 % de las denominaciones del país y que es el principal interlocutor de la comunidad evangélica ante el Estado. Otra es la Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas (UNICEP), más pequeña pero con alguna representatividad. Pues ningún representante de estas organizaciones estuvo en el acto de endose a Keiko el 2 de mayo, ni tampoco los líderes de las grandes denominaciones evangélicas (las Asambleas de Dios, la Alianza Cristiana y Misionera, la Iglesia Evangélica Peruana, etc.), que juntas agrupan a millones de adherentes.
Entonces, ¿quiénes estuvieron anteayer? Pues los líderes de los sectores más ultraconservadores, que lideran básicamente a iglesias independientes, pero que no representan a la institucionalidad evangélica. Estos sectores han creado una serie de organismos con nombres pomposos que hacen creer a la opinión pública que se trata de grupos masivos. Por ejemplo, el grupo que organizó anteayer el evento es la Coordinadora Cívica Pro Valores, un grupo dirigido por un núcleo de pastores políticos encabezado por Alberto Santana. Este pastor, que ampulosamente ahora se autodenomina Embajador Alberto Santana, tiene una megaiglesia en el cono norte de Lima (Aposento Alto) y ya tiene una trayectoria política conocida. En el 2001 postuló al Congreso en la lista aprista. Junto a él, hay toda una gavilla de pastores, “apóstoles”, “profetas” y otros líderes religiosos con títulos pintorescos que están embarcados en una cruzada dirigida a incidir con su ideología religiosa integrista en las políticas públicas del país. Claro que también hay algunas denominaciones que los respaldan. Sobresalen dos, el ultraconservador Movimiento Misionero Mundial, que apoya militantemente las causas del integrismo evangélico, y la Comunidad Cristiana Agua Viva, megaiglesia independiente cuyos pastores son actores políticos hace rato. Su pastora Alda Lazo fue congresista en el periodo 2006-2011 con Restauración Nacional, aunque luego se mudó a Solidaridad Nacional. Ahora su iglesia tiene a Juan Carlos Gonzáles, congresista electo de la bancada fujimorista, como su nuevo operador político.
Además, ahí están personajes como José Linares, uno de los promotores de la revocatoria a Villarán y líder conocido de los autodenominados pro-familia. Claro que también hubo notorias ausencias, básicamente las de Humberto Lay y Julio Rosas. Este último, según se sabe, pensaba ir, pero prefirió no hacerlo hasta asegurar su curul en la lista de APP.
Lo curioso es que no todos los integristas han estado contentos con este endose al fujimorismo. Algunos, como Jorge Márquez, han expresado críticas al acto. Asimismo, es conocido que varios de ellos acudieron hace varias semanas a una audiencia con PPK para intentar convencerlo de respaldar su agenda. PPK declinó hacerlo, aunque sí les prometió no poner como prioridad en su plan de gobierno el tema de la unión civil igualitaria. Esta visita ocasionó las duras críticas del sector integrista pro-fujimorista. Según nuestras fuentes, los organizadores sabían hace tres días que PPK no iría a la reunión de ayer, pero siguieron promocionándola como si fuera a estar presente. Todo estuvo preparado para presentar a Keiko como la candidata del integrismo con la cobertura mediática que efectivamente tuvo.
Con el acto de ayer, quedó claro que al integrismo evangélico no le importa mucho los grandes problemas de la nación, como la pobreza, la injusticia o la corrupción. Solo buscan que los políticos se sometan a su agenda moralista básicamente dirigida contra el aborto y los derechos de la diversidad sexual. Pero esa apreciación no se puede aplicar tan fácilmente a la comunidad evangélica en general, gran parte de la cual no es tan monotemática en su pensamiento político.
Por otra parte, es claro que Keiko está desesperada, pues ha retrocedido en su posición favorable a la unión civil que afirmó hace meses. Cree que con su compromiso firmado ayer ganará el voto evangélico. Es penoso, además, que dada su poca credibilidad tenga que ir por todo lado firmando compromisos, pues su palabra no vale.
¿Y qué hay del resto de la comunidad evangélica? Los del sector moderado y progresista debe recordar muy bien cómo el fujimorismo los trató en los 90s. Muchos de ellos ayudaron a que Kenya (segundo nombre de Alberto Fujimori) llegue al poder, pero en cuanto lo logró fueron defenestrados de inmediato. El pastor bautista Carlos García, segundo vicepresidente de la República con Fujimori, y el senador evangélico Víctor Arroyo fueron luego conocidos líderes de la lucha contra el fujimorismo. Así que nada sorprendería que la heredera del patriarca del clan ahora haga lo mismo con los evangélicos que la apoyen, al menos esos de la pequeña pero bulliciosa facción integrista que anteayer salió de su closet político.
Más procrastinación