Queridos amigos:

A iniciar esta intervención debo recordar que José Carlos Mariátegui fue un admirador de la cultura popular. La música es una expresión de ella. Y ayer nomás, murió en Lima uno de sus más destacados exponentes -Manuel Acosta Ojeda- En el camino de Mariátegui, rindámosle un  homenaje con un sostenido aplauso de saludo....

Queridos amigos:

Hace 90 años, en esta Lima pecata, y casi virreinal, salió a luz un libro distinto: “La Escena Contemporánea”. Con él, los peruanos aprendimos la necesidad de explorar y conocer el mundo “episodio por episodio, faceta por faceta”. Y es que esta obra fue una interpretación articulada de los fenómenos que José Carlos pudo percibir en su periplo europeo.

Como se sabe, el autor de esta obra volvió al país en marzo de 1923, cuando las jóvenes generaciones de entonces buscaban afirmar una ruta de cambio, enfrentando al “oncenio” leguiísta,

Para diseñarla mejor, requerían tener no solo el dominio de los acontecimientos que ocurrían en el Perú, sino también -y sobre todo- una visión internacional de la política.

En otras palabras, para comprender mejor los fenómenos que agobiaban entonces a los peruanos, resultaba indispensable saber lo que estaba ocurriendo en un escenario mayor.

Es ésta una primera lección que debemos extraer de la lectura de esta obra emblemática: el sentido internacional, internacionalista de nuestra política, que nos exige una mirada más amplia, que vaya más allá de nuestras fronteras naturales, y que nos abra la luz a nuevos horizontes.

También hoy, como hace 90 años, se puede hablar de la biología del fascismo, de la crisis de la democracia, de la revolución social y sus tareas, de los deberes de la inteligencia, del mensaje que viene a contraluz desde otros escenarios.

Cuando Mariátegui pergeño estas páginas, no era simplemente un periodista. Ni siquiera un elemento avanzado de la sociedad de aquella época. Era, sobre todo, un hombre de futuro. Alguien que veía más allá que sus contemporáneos, y que resultaba capaz de tomar en sus manos los nuevos escenarios, y explicarlos.

No le resultaba extraño el mundo de post guerra, ni la crisis capitalista, ni el derrumbe de la democracia burguesa. Ni siquiera del papel creciente de los trabajadores y sus luchas. Por el contrario, a esos fenómenos, los había palpado de manera directa ocupándose del ascenso de Mussolini, en la vieja Roma; del vigoroso surgimiento del movimiento obrero, y la organización proletaria; de la afirmación del pensamiento más avanzado, que fluía de plumas descollantes, que simbolizaban la época.

Pero Mariátegui nos habla de un modo categórico y directo de una amenaza que tiene aún el mundo contemporáneo: la amenaza de fascismo. En su tiempo -nos dijo- “la burguesía armó, estimuló y abasteció solícitamente al fascismo, y lo empujó a la persecución truculenta del socialismo, a la destrucción de los sindicatos y cooperativas, al quebrantamiento de las huelgas e insurrecciones”. . Y añadió: “el fascismo “terminó siendo mas fuerte que el Estado”.

Pues bien, el fascismo se ha instalado nuevamente entre nosotros, pero esta vez más directamente alentado por el Capital Financiero y los Grandes Monopolios. Ucrania es, en el escenario mundial, la expresión más diáfana de ello. Allí, con apoyo exterior, las bandas nazis se han apoderado del control del Estado, y lo han superado.

Pero no es éste un fenómeno extraño a nosotros. El fascismo busca destruir el proceso liberador de America Latina comenzando por socavar a la Venezuela Bolivariana, derribar al gobierno del Brasil, aislar al Ecuador de Correa, neutralizar a Evo y restaurar en el Perú el dominio de las mafias que fueran vencidas ya el 2010 y el 2011.

No sería un retorno pacífico. Sería la imposición del terrorismo más desenfrenado, y brutal. Y se dirigiría contra las masas que hoy ponen resistencia a la minería depredadora, a la inversión voraz, al modelo neo liberal que tanto gusta a los poderosos.

Hoy, como ayer, Mariátegui nos dice: si quiere ver lo que ha de ocurrir en el Perú, vean lo que sucede en el mundo. Y es así.

Por eso, estamos aquí. Por eso reflexionamos otra vez sobre la Escena Contemporánea, seguros que el pensamiento del Amauta, sigue está presente en la vigilia.

Con él, diremos: cultura y organización de masas, unidas por una misma voluntad de lucha; es la tarea que tenemos por delante. Muchas gracias.

Gustavo Espinoza M.

23 de mayo 2015

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