ALAN GARCIA ¿OTRO DOCTOR BAMBA..?
Por Jorge Rendón Vásquez
A Alan García Pérez no le ha gustado la nueva Ley Universitaria. Su arcaico cañón verbal disparó contra la entidad creada para controlar la calidad de la formación universitaria, de la que dijo: “La superintendencia militar sobre las universidades es un remedio peor que la enfermedad”; “no pueden proponerse soluciones que signifiquen empeorar su situación y mucho menos ponerla bajo una bota o poder político”.
¿Podían él y sus cuatro representantes en el Congreso de la República haber propuesto alguna solución alternativa?
Nunca lo hicieron.
¿Estaban capacitados para hacerlo? Cuando Alan García fue Presidente de la República, los proyectos de ley y de decretos supremos no salían de él, ni de su Partido. Venían de ciertas consultoras, pasando por los ministerios y, si de normas de significación económica y contratos de obras públicas se trataba, debían contar con el visto bueno de los empresarios y los grupos empresariales interesados.
La Superintendencia de Educación Universitaria les cae a Alan García y a sus conmilitones enquistados en algunas universidades públicas y privadas como un fumigador en un campo asolado por alguna plaga de voraces insectos. Si alguna de esas universidades fuese un dechado de avance científico y tecnológico tendrían, tal vez, razón de protestar. Ninguna lo es. Al contrario: están en el otro extremo y temen por su vida.
El sistema universitario es un servicio público que corona la estructura de la formación profesional de cada país. Su tratamiento con la solvencia indispensable es asunto de especialistas académicos calificados.
¿Alan García Pérez lo es?
Las referencias en Internet sobre sus antecedentes universitarios, que verosímilmente él mismo ha proporcionado, son muy escuetas y difusas. Las resumo:
En 1967 (a los 18 años) ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde siguió Letras y Derecho. En 1971 se trasladó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde se recibió de abogado. En setiembre de 1972 viajó a Madrid y en la Universidad Complutense “defendió con éxito una tesis sobre Derecho Constitucional Comparado ante un tribunal del que era miembro el catedrático Manuel Fraga Iribarne, ex ministro de los gobiernos de Franco […] en 1973 continuó los estudios en la parisina Universidad de la Sorbona y se sacó un posgrado en Sociología” En otra biografía se dice: “En París, en la Escuela de Hautes Études Politiques obtiene su título en Sociología”.
Vayamos por partes.
1.— En 1967, Alan García ingresó a la Universidad Católica y en 1971 se trasladó a la Universidad de San Marcos. Por entonces, en la Facultad de Derecho de esta Universidad, yo tenía a mi cargo los cursos Derecho del Trabajo Individual y Colectivo y Derecho de la Seguridad Social en el turno de la noche que empezaba a las seis de la tarde. Alan García Pérez figuraba entre mis alumnos. Casi nunca asistió a mis clases y no dio los exámenes parciales ni el final, lo que hice constar en las actas. Años después me enteré que Alan García Pérez tenía nota en mis cursos. Averigüé. Se había hecho tomar indebidamente los exámenes con un profesor de simpatías apristas que dictaba en las mañanas. ¿Dio, en realidad, los exámenes? Ese profesor ha fallecido hace muchos años. Siempre he sido un profesor muy exigente y, por eso, no era muy popular entre los alumnos, aunque luego de recibirse muchos me lo agradecían cuando me encontraba con ellos. ¿Se recibió Alan García de abogado? En ese tiempo era obligatoria la tesis de bachillerato. ¿La hizo y la sustentó? El legajo personal de Alan García en los archivos de la Universidad de San Marcos desapareció en 1985, poco después de haber sido elegido Presidente de la República.
2.— Las biografías de Alan García dicen que en setiembre de 1972 fue a la Universidad Complutense de Madrid y que obtuvo el doctorado en Ciencias Políticas. Esto tiene que haber sido entre ese mes y junio de 1973, último mes del año académico, porque en 1973, como se afirma, comenzó a estudiar en la Sorbona, donde el ciclo académico se iniciaba en octubre.
Según la normativa de la Universidad Complutense, los estudios doctorales comprendían en ese tiempo, dos años de estudios comprensivos presenciales y la elaboración de una tesis para la cual se requería un mínimo de dos años, al término de los cuales si el director de tesis estimaba que el trabajo reunía los requisitos de originalidad y suficiencia como investigación la administración académica le permitía al doctorando pasar a la sustentación ante un jurado de no menos de tres profesores.
A Alan García no le sale la cuenta. Si llegó a Madrid en setiembre de 1972, la sustentación de su tesis, si la hubiera hecho, debería haber tenido lugar en junio de 1976, el plazo más breve. ¿Siguió realmente los estudios doctorales en Madrid? Todo indica que no. Tampoco su nombre aparece en la relación de doctores recibidos en la Universidad Complutense, ni en aquellos años ni posteriormente (portal en internet de esta Universidad). Había en ella cursos de asistencia voluntaria en determinadas asignaturas que podían durar hasta un año académico y permitían obtener un certificado de asistencia, que, obviamente no era un diploma de maestría y menos de doctorado.
3.— Continuemos siguiendo esta pista. Según una biografía, en octubre de 1973, Alan García habría comenzado los estudios de Sociología en la Sorbona de París, y, según otra, en la École de Hautes Études Politiques, habiendo obtenido un título en Sociología. Esta École, cuya denominación era entonces École Pratique de Hautes Études, y la Sorbona eran y son dos entidades distintas y una no dependía de la otra. Para obtener la licenciatura en Sociología en Francia se debía haber hecho por aquellos años los cuatro del llamado pregrado en una universidad, después de lo cual el estudiante aprobado podía ingresar a una entidad para hacer los estudios de especialización de dos años. En la École Pratique de Hautes Études, se podía hacer los estudios de pregrado, pero no los de doctorado, para la que fue habilitada recién a partir de 1976. Para el doctorado se requería pasar cuatro ciclos semestrales y redactar y sustentar una tesis que tomaba de dos a cinco y más años. A quienes lo deseaban, por lo general estudiantes extranjeros con un título profesional, se les permitía concurrir a los cursos durante un año y se les entregaba un certificado de asistencia. ¿Fue Alan García uno de esos estudiantes libres? ¿Obtuvo el certificado de asistencia? Alguien recuerda haberlo visto haciendo cola en el restaurante de la École.
A pesar de no serlo, en Lima, sin embargo, Alan García se hace llamar “Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid”. Figura así en un aviso del Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad San Martín de Porras, del que es director gracias a la permisión (o la complicidad) del rector aprista de esta Universidad que le estaría pagando unos 50,000 soles mensuales por esa actividad y figuración, según se dijo en algunos diarios.
Para quienes no lo saben, los títulos y grados universitarios obtenidos en el extranjero adquieren validez en el Perú: a) haciéndolos legalizar sucesivamente en los ministerios de Educación y de Relaciones Exteriores de los países cuyos centros de formación los han expedido, por el consulado peruano en esos países y por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú; y b) haciéndolos revalidar por la universidad nacional autorizada del Perú, y registrar hasta ahora en la Asamblea Nacional de Rectores y, en lo sucesivo, en la Superintendencia de Educación Superior Universitaria.
¿Alan García ha hecho legalizar y revalidar el grado y el título que dice haber conseguido en España y Francia?
Al parecer no. Y, entonces, ¿por qué es director del indicado instituto de la Universidad San Martín de Porres, engañando a los estudiantes que, dicho sea de paso, pagan, y bastante? ¿Tienen validez los cursos que dicta Alan García sin tener una maestría o un doctorado?
A algunos representantes al Congreso les están haciendo problemas por haber declarado en sus hojas de vida estudios secundarios y universitarios que no poseen. Alan García se va de alivio. Cree tener corona en esto, como pretende tenerla también en la investigación seguida por el Congreso de la República por los narcoindultos y otras travesuras venables de su autoría, de proporciones dantescas.
Alan García podría ponerse a derecho, exhibiendo ante el periodismo y la opinión pública los títulos y grados que se atribuye. Pero no es probable que lo haga.
Despotrica contra la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria sin ton ni son. Lo que se decantaría de este intríngulis de títulos presumiblemente apócrifos sería que el susodicho personaje estuvo en Francia, pero Francia no estuvo en él. Nunca se enteró de que el sistema universitario francés es nacional y forma parte de una estructura integral de educación y formación profesional y, como ocurre en los demás países europeos, está centralmente dirigido, y es altamente eficiente.
(14/7/2014)