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LAS MANIOBRAS DEL FUJIMORISMO EN ACCION

PERU. LAS "DOS ALAS" DE LA NAVE NARANJA

Publicado: 2014-04-11

Por Gustavo Espinoza M. (*)

Hay dos clases de fujimoristas, los de la nave naranja, en el Perú de hoy.

Unos, lo asumen todo. Viven a la ofensiva, se sienten orgullosos y reivindican las acciones del único ciudadano japonés en la historia de la humanidad que llegó a ser Presidente de un país. En su gloria, se regodean ante la posibilidad de que vuelva a serlo.

Otros, vivieron a la sombra del fujimorismo, gozaron con él, se beneficiaron a su antojo y manos llenas con las sobras que les fueron permitidas; y se escabulleron cuando comenzó a derrumbarse el muro. Ahora, incuban la idea de cobijarse otra vez si las circunstancias se lo requieren. Están, a la espera.

Se expresan de ese modo lo que podría considerarse “las dos alas” de la nave naranja, el color electoral del fujimorismo.

Para los primeros, lo que hizo el chinito de la yuca, estuvo muy bien. Y si “cometió errores” o “excesos”, ellos se explican por el escenario concreto: “vivíamos una guerra”, suelen decir. El país “estaba en el piso”, añaden muchas veces.

Para los segundos, el titular de la plaza hizo “cosas malas”. Ellos las rechazan. Pero tuvo “cosas buenas”. Esas, “hay que reconocerlas”: “derrotó al terrorismo” y “nos saco de la crisis”,

Hay que reconocer, por cierto, que en la historia de la humanidad, no ha existido nunca un gobierno que fuera entera y totalmente malo. Ninguno ha sido, tampoco, total y enteramente “nuevo”. Todos han tenido siempre algo de “bueno” y todos han cometido errores.

Nerón, por ejemplo, fue un tirano, e hizo crueldades horrendas. En el extremo, incendió Roma. Pero cultivó también las bellas artes; en medio de sus maldades, tocaba el arpa; cultivaba la poesía; y consiguió gladiadores para que el circo romano ofreciera mejores espectáculos que en etapas anteriores. Hubo quienes lo condenaron por su vesanía, pero otros extrañaban su “buena época”.

Los Luises en la Francia pre-revolucionaria, y María Antonieta, eran en extremo corruptos y perversos, pero alentaron el arte, la literatura, el pensamiento filosófico, la enciclopedia, y el amor.

Más recientemente, Hitler y Mussolini también tuvieron “cosas buenas”. Recientemente en Alemania, se ha recordado que la mejor campaña contra el tabaquismo en la antigua germania, se hizo durante el régimen Nazi

Pero, además, se ha subrayado que él “terminó con la inflación” -la moneda se había devaluado (como aquí en los años de García) en un 7,000%-. La desocupación y el desorden.

En cuanto al Duce, su bisnieta acaba de recordar que, en su época, los trenes llegaban a su hora, no había huelgas, y las carreteras estaban limpias y bien pavimentadas. No todo era malo, entonces. Berlusconi, a su vez, lo confirmó con enfermizo entusiasmo asegurando que también había orgías, y muchachas a las que era posible conquistar.

Ese tipo de razonamientos, explica que aquí haya quienes vean “las cosas buenas” y “las cosas malas” de Fujimori, y actúen en función de esa mirada.

Lo de La Cantuta -obviamente- estuvo mal. O lo de Barrios Altos. Y la corrupción. Pero al margen de eso, sí, “se estabilizó la economía”, “se derrotó a la subversión” y se nos dio una Constitución que “dura hasta hoy” ¿No está mal, verdad?

Ocurre, sin embargo que la mayor parte de la gente no comulga con esas ruedas de molino. No se guía por esos “balances”. Simplemente juzga como bueno o malo a un régimen por sus resultados y por la forma cómo pasó a la historia: Nerón, los Luises, Hitler o Mussolini -y también Fujimori- quedaron registrados como genocidas. Y eso, es lo real y lo que vale.

Los fujimoristas “cien por ciento” se baten por Alberto, por Keiko o por Kenyi. Les da igual. Los otros, prefieren tomar distancia y dicen que no están de acuerdo con “lo malo” pero sí reconocen “lo bueno”.

Conocedores de esta realidad, los estrategas de la banda naranja han optado por presentar dos perfiles de su oferta. Los que “apoyan todo”, puede quedarse con el chino. Los otros, los que “tienen reservas”, deben darse cuenta que Keiko “no estuvo de acuerdo” con lo malo. Y, claro “no lo va a hacer”. Ella representa, solo “lo bueno”. Se le puede apoyar. La nave tiene dos alas pero un solo motor.

Ese es el razonamiento que busca insertar en la cabeza de los peruanos la “prensa grande”, liderada por El Komercio, pero que retiene el 78% de la capacidad instalada de los medios de comunicación en el Perú.

Y a eso apunta la estratega aquella de colocar -en la segunda vuelta del 2016- a Keiko, con García; para que disputen el “ballotage”.

Los que quieran -dicen- podrán optar entre una candidatura -la de Keiko- que representa “lo bueno” del fujimorismo y se distancia de “lo malo”; o por la corrupción en dos piernas y una prominente barriga, que la encarna García.

Están convencidos que, en esa disyuntiva, no tienen pierde. Los kilos que le sobran a García no son de carne, sino de mugre.

En su empeño, buscan, por ahora, afirmar su imagen “blanqueando” el rostro de la chinita que sonrió cuando vio a su madre atravesada por cables eléctricos de alto voltaje; aquella que se mostró complacida cuando conoció la esterilización de 400,000 mujeres; la que dilapidó a manos llenas los recursos del Estado porque su “apá” le mandaba plata para los estudios de ella, y de sus hermanitos.

Pero libran, de todos modos, la campaña a favor del “indulto” al chino por “razones humanitarias”, claro. Y hacen los mundos para que salga pronto. Aspiran -lo dijo recientemente el abogado del reo- que salga libre porque así “podrá actuar” incluso en política.

Encandilados, sueñan con la posibilidad que Keiko sea la candidata presidencial victoriosa el 2016, y que Alberto - indultado y por tanto libre de culpa- postule al Congreso de la República y sea electo como parlamentario. Después de todo, con lo que hay hoy día, nadie notaría la diferencia.

Es bueno que la ciudadanía perciba las cosas tal como son, y que no se haga ilusiones falsas con promesas hipócritas. Alberto y Keiko representan lo mismo y gobernarán unidos si el destino les depara ese privilegio, y un electorado ingenuo confía en ellos.

No existen diferencias reales entre Keiko y Alberto. Podríamos apreciarlo viendo puntualmente los temas centrales:

¿Qué diferencia al uno de la otra en materia de aplicación del modelo neo liberal?

¿Qué diferencia a ambos en la lucha contra la corrupción, la pasada, la actual, y la que se está gestando y que va a operar si ellos ganan?

¿Qué los aleja en el manejo de la relación entre el Poder y el pueblo en el tema de los conflictos sociales?

¿Cuál es la distancia que los separa en asuntos referidos a los Derechos Humanos y a la violación de lo mismo?

No, claro, las “dos alas” del fujimorismo han surgido tan sólo para sorprender a incautos, a quienes pueden hacerles tragar ruedas de molino al tiempo de convencerlos que los mafiosos de hoy son distintos a los mafiosos de ayer.

El pueblo no acepta, ni aceptará, ese juego. Finalmente la nave que hoy busca levantar vuelo con un sólo motor, tendrá que enfrentar un aterrizaje forzoso. Y cada cosa se podrá en su lugar. (fin)

(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe

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